jueves, 18 de abril de 2013

ANALIZANDO LAS RAZONES DE LA SOLICITUD DE CONTAR EL 100% DE LOS VOTOS



El razonamiento de la oposición es muy sencillo: 

  •          Para recobrar la paz en el país hay que contar el 100% de los votos. Si los votos no se cuentan es porque el Gobierno esconde algo. 

Detrás de este razonamiento existe una falta de profundización en el tema, que impide detectar sus contradicciones lógicas. Tal imposibilidad por parte de algunos seguidores de Capriles se debe a que, arengados por su líder, repiten la solicitud del conteo de votos sin detenerse a reflexionar sobre la forma en que se han dado los acontecimientos. 

Para entender por qué es ilógica la petición del conteo total de los votos, hagamos un recuento de la realidad que es totalmente constatable:

1.- El Sistema Nacional Electoral está blindado, no hay forma de hacer fraude. Esto lo han certificado en innumerables oportunidades todos los evaluadores (nacionales e internacionales) que lo han escudriñado desde que comenzó a utilizarse en Venezuela. El sistema de votación automatizado permite ser auditado en todas sus fases, y el proceso durante el 2013 (así como en años anteriores) ha sido totalmente transparente. Recordemos que, incluso la Fundación Carter, ha afirmado públicamente que el sistema electoral venezolano es el más fiable del mundo.

2.- Para realizar la auditoría, una muestra representativa de las cajas es aceptada en todos los países del mundo como suficiente para aceptar los resultados. En Venezuela esa muestra es ENORME, es del  54%. En otras palabras: Durante el proceso de verificación ciudadana que se realizó en todos los centros electorales, se confrontó el contenido de más de la mitad de las cajas con los datos reflejados en las actas de escrutinio que arrojó el sistema automatizado. Este proceso se hizo en presencia de los testigos de ambas toldas políticas, de observadores imparciales, y de toda la ciudadanía presente. El resultado fue impecable a favor de la validez de los resultados. Ese 54%, además, se eligió por sorteo (es decir, al azar) con lo cual es estadísticamente absurdo suponer que “la trampa” se encontraría en el 46% restante de las cajas.

3.- La solicitud de un conteo total de votos es un asunto complicado y arriesgado desde el punto de vista logístico. Deben tomarse todas las medidas de seguridad para garantizar que ninguna de las partes cometa actos de sabotaje una vez abiertas las cajas. Aun tomando las medidas, el conteo manual de 14.983.748 votos, en una circunstancia post electoral en la que los ánimos están caldeados,  conlleva un alto riesgo de que se cometan ilícitos que pongan en duda el resultado del conteo manual.
 
4.- El conteo manual implica, además, movilizar recursos, volver a invitar a los observadores internacionales y cumplir una serie de pasos legales y prácticos. ¿A quién se le ocurre que se debe regresar a un método de conteo tan arcaico, arriesgado y corruptible, sin que exista al menos una prueba de que el sistema no es confiable? ¿Sólo para complacer el capricho de un contrincante electoral que no ha demostrado más que su inconformidad, sin dirimir las supuestas irregularidades ante los organismos competentes? 

5.- La exigencia del conteo por parte de Capriles no ha sido nunca una solicitud seria basada en una duda razonable. No ha respetado las leyes ni los canales regulares para presentar argumentaciones que justifiquen el conteo manual (es decir, no respeta el Estado de Derecho). No ha presentado ninguna prueba de fraude, sino que se ha limitado a armar un “berrinche” comunicacional y mediático, llamando a desconocer la legitimidad de los resultados hasta que SE HAGA SU VOLUNTAD.  Su propuesta (claramente sediciosa) ha sido en resumen la siguiente: “Si no cuentan el 100% de los votos, impediré que el Presidente gobierne”.“El Presidente electo es ILEGÍTIMO y mis seguidores deben desconocer su gobernabilidad”.
 
6.- La historia político-electoral reciente del país muestra que, el desconocimiento de resultados electorales, las denuncias de fraude electoral y la solicitud de recuentos y auditorías adicionales (siempre hechas por la oposición), se inscriben en una estrategia de desestabilización y, en el fondo, de llevar la confrontación política a mecanismos externos a la institucionalidad democrática (Recordemos que durante el 2004 la oposición también desconoció los resultados electorales del Referendo Revocatorio, y cuando el CNE accedió a realizar una auditoría postelectoral adicional, la oposición no la avaló).

7.- El sistema electoral que Capriles pone en duda, es el mismo que en distintas  oportunidades le ha dado el triunfo a la oposición en gobernaciones y alcaldías (incluyendo su propio triunfo como Gobernador en Miranda).

8.- Por último, es absurdo pensar que la corta diferencia entre el resultado electoral de un candidato y de otro es indicio de irregularidad (fueron cortas también las diferencias en la elección que le dio la Gobernación de Miranda a Capriles, así como en el referéndum que rechazó a la Reforma Constitucional en el año 2004).

Para entender por qué la solicitud del conteo de votos forma parte de un Plan desestabilizador: 

Algunas de las personas opositoras que conozco creen fielmente que la propuesta de Capriles está basada en enmendar los errores de la revolución y afianzar un modelo que siga siendo incluyente de los sectores populares. Creen que gobernará para beneficio de todas y todos.

La realidad es que los valores que inspiran a la oposición son los valores que históricamente han movido a la derecha. En otras palabras muy sencillas: el proyecto de Capriles entiende que el progreso sólo es posible para los más fuertes, para los que pueden competir a través de las grandes corporaciones. No busca en realidad el beneficio de todas y todos, sino únicamente el de las élites que pueden negociar y buscar su beneficio bajo los preceptos individualistas. La inversión social es entendida como un “gasto” que debe reducirse al máximo. La consecuencia de un modelo así es el empobrecimiento real de las mayorías versus el enriquecimiento de los poderosos negociantes, únicamente. 

El Proyecto Bolivariano y Socialista que se ha venido gestando en Venezuela, atenta contra los valores descritos en el párrafo anterior y, por lo tanto, no conviene a los intereses de Estados Unidos y sus socios. Hace mucho tiempo que buscan desaparecer la Revolución e instaurar un gobierno de derecha disfrazado de popular. 

El Plan desestabilizador que se ha puesto en marcha a partir del desconocimiento de los resultados electorales busca provocar e hilvanar hechos que justifiquen una Intervención Armada, “una intervención humanitaria”, a corto, mediano o largo plazo.

Veamos:

1.- Capriles llama a desconocer la legitimidad del Presidente y exige un conteo manual sin presentar pruebas intentando demostrar, a las fuerzas internacionales interesadas en el fin de la Revolución, que es un líder capaz de manejar el país y doblegar las decisiones de la institucionalidad vigente.  En cualquier caso iba a cantar fraude (como se ha hecho en todas las elecciones anteriores que no han favorecido a la oposición) pero la sorpresa de haber reclutado gran cantidad de votantes, lo hizo envalentonarse.   

2.- La exigencia de conteo manual es inaudita. Cualquiera que reflexione (sin pasiones de por medio) reconoce que el 54% de cajas auditadas es estadísticamente MÁS que suficiente para demostrar la legitimidad de los resultados electorales. 

3.- Si el conteo manual se hiciera, Capriles no dejaría de pergeñar una estrategia para deslegitimar nuevamente el proceso de conteo. Trataría de convencer a sus seguidores de que los chavistas sabotearon el proceso o modificaron los comprobantes de votación para resultar victoriosos. Esto entramparía al gobierno en una lucha interminable y desgastante para defenderse de las acusaciones opositoras.

4.- El supuesto estado de ingobernabilidad sostenido en el tiempo (presentando a la opinión pública internacional a través de la industria mediática) sería la excusa perfecta para una intervención estadounidense, como la que ha sucedido en Libia y Siria.  

La única verdad es que Capriles y su equipo quieren imponer A LA FUERZA el modelo que ellos consideran más adecuado. Tienen importantes apoyos internacionales y pretenden regresar a un modelo excluyente, en el que sólo puedan progresar los que ya tienen cierto nivel económico para participar de grandes empresas privadas e intereses foráneos.


El proceso revolucionario no está exento de errores, eso es cierto, pero la superación de ellos debe estar dentro del mismo Proyecto Bolivariano que comenzó con Hugo Chávez Frías.
La oposición no quiere aceptar que la mayoría decidió esta opción.