Parada frente al mar
mi existencia se reduce a este instante.
Todo se comprime
en el nombre del mar.
Caben adentro todas las vidas que amé
…las ciudades que conocí.
Se disuelven los sonidos y las formas.
Caben en el mar todas las historias
…las fragmentadas vivencias ya ausentes.
Se hunden los recuerdos
los deseos,
los espesos proyectos,
las revoluciones.
Desaparecen despacio todos los nombres propios
…los nombres propios de aquellas tardes replegadas.
Sobre las olas sólo permanece tu nombre
…tu nombre mío…
En la orilla, sobre los ciclos de espuma,
sólo permanezco yo
en trance hacia la última página del océano.
En medio de un paisaje vagamente cilíndrico,
rodeada de horizonte y llamada desde el centro por peces desconocidos,
los colores se apagan en un azul salitroso y mentolado.
Desaparece tu nombre en divina proporción de remolino.
Desaparezco también como difuminada en la brisa
bajo el sol atardecido en la gravedad de sus fuerzas,
en las olas que modulan la honda voz del mar.
La inmensidad se me expande por dentro
hasta el horizonte deshabitado de mi alma.
Ya no necesito amor.
No siento amor.
Todo está dado y recibido en el mar.
La inmensidad se me expande por dentro
como el universo submarino que fue amarte sin coordenadas.
Ya nada existe.
No existes.
La humanidad no existe.
El mar es la muerte, la vida, la paz absoluta que tanto he buscado:
El mar es el giro de los dioses que aprendieron a no ser
Me abandono. Me entrego.
Soy mujer sumergida
Soy hombre profundo
Ahora soy pulpo
Soy pez
Soy espermatozoide sin padre ni madre
Soy Giros
Algas
Burbujas
…Soy danza por fin…
Ondulo
Me revuelco, Me deslizo
Me desintegro.
No soy.
…De pronto…Alguien me nombra desde afuera.
María Helena Heredia Flores
30/8/2009
El texto y las fotos de esta obra están bajo una licencia de Creative Commons.
Fotos 1 y 2 tomadas por Antonio Russoniello
Foto 3 tomada por Malena
1 comentario:
" Y del arco iris más intenso que ojos algunos puedan haber visto en otra parte; detrás de un excelso río nombrado azul, allá por los lados del Pié de Monte Andino. Dients, quisiera llegar al santuario del hogar, y que tú dejes afuera el miedo y los obstáculos del mundo, donde nos despojaríamos de todo, giraríamos abandonados sobre la fría tibieza de los pisos y cuando ya no pudiéramos más; ubicaría mis pies frente a los tuyos. Aunque para esta hora, cuando termino de escribir estas líneas, suelen tomarme por sorpresa ciertos pensamientos que me hacen sentir cansado y viejo. En ellos me imagino anónimo y solo en un sueño oyendo el mar. Y no se sabría jamás si alguna vez apareciste; entre tantas mujeres que vieron mis ojos o pasaron por mi lado. Tal vez en Barquisimeto, Mérida, Caracas, Bogota, Montevideo o Barcelona mientras dormía indefenso en otro cuerpo, daba saltos en el vacío y me obnubilaban las primeras impresiones. Si esto no fuese posible, es mi deseo que esta fé no sea conocida por nadie, sobretodo porque se diluiría la poca probabilidad que me queda de ser feliz, de ser verdad. Yo simplemente volvería a partir como siempre, si avisos hacia otros andenes, sendas o salas de espera. Si se trata del abismo".
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