domingo, 28 de enero de 2007

Desde que te encontré


P
or la herida de los ascensores salgo a buscarte en la ciudad
en los fractales laberintos de un urbano cerebro agonizante.

Te busco en los árboles bronquiales que fuman el perenne cigarrillo de los autos
en la cicatriz de cada acera, en el submundo
de los insectos
Te busco en el vagón del metro donde todos vamos enfermos
en los gritos y en los tatuajes de los muros
en el aliento que transporta a las pequeñas marip
osas perdidas
Te busco, desesperada, en las canciones que flotan como el humo
en los caminos de las sombras que nunca dejan rastro
Te busco en los huesos rotos de las construccione
s
debajo de las ruedas del tiempo, en los
lunares del asfalto
en los interpretados ojos del perro callejero
en la advertencia muda de los semáforos
Te busco en la saliva de las calles de Cara
cas
en las futuras aguas de un río limpio
en la memoria del Guaraira Repa
no

Te busco
te busco y no te encuentro
desde que te encontré.

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