domingo, 1 de abril de 2007

Una rosa en doce, doce rosas en una.


Mirada desde el jardín, bajo los claros rayos de un sol en el oeste, la rosa era de un rojo muy intenso. Desde la ventana de vidrios azules a través de la cual miraba aquella niña, la misma rosa era morada. Para los ojos daltónicos de su padre era del color del tallo que la sostenía. Para la vecina que había quedado ciega era blanca como la luz tocada suavemente. Mirada en la noche aquella rosa era negra como la noche misma. En mi recuerdo era azul como el agua de un mar ondulado que palpita desde su centro. Mirada por el perro la flor era de un color que aun no tiene nombre. Nombrada solamente era rosada. Mirada en su vegetal vejez era todavía como una copa de vino tinto. Para el orfebre enamorado de quien la había sembrado, la rosa era plateada. Para el pintor que la evocaba ¡era de tantos colores! ¡de tantos amarillos!. Para el loco de la cuadra la rosa era un nido de mariposas púrpuras dormidas y abrazadas.




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9 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY BUENO. Tienes un gran potencial

Malena dijo...

¡GRACIAS!

...No se muy bien por qué, pero que grato es saber que alguien cree eso. ...¡Algo pude comunicar!

Antonio Russoniello dijo...

Entonces llega aquel que nos dice "las rosas si no son de color morado no son buenas" queriendo decir, sin decirlo, que si no le sirven a él (y no le sirven de otro color) entonces no tienen razón de ser y aunque otros colores podamos seguir percibiendo de manera agradable, el extraño nos repetirá una y otra vez su mensaje y nos mostrará el color exacto que debe tener una rosa, mensaje e imagen, una y otra vez, voz y color, una y otra vez, "las rosas buenas son moradas" y aquellos poco convencidos de su propia percepción de la realidad, creerán que debe ser tal como le dicen que debe ser y después creerán que las rosas moradas solo son buenas si se paga por ellas, y luego creerán que también importa el sitio donde se les compra y después dejarán de sentir por la rosa azul o amarilla o roja aquel sentimiento que antes les hacia llorar o reír o danzar. Todos aquellos que sigamos viendo la rosa morada de tantos variados colores, seremos tildados de locos, soñadores o románticos, la voz seguirá allí, el mensaje será repetido millones de veces, la imagen proyectada otros tantos, y tan sólo lo que otros definen como "nuestra terquedad" nos mantendrá aferrados a la seguridad que sabemos cierta: una sola rosa tiene tantos colores, aromas y formas como sentimientos haga evocar, al loco visionario, al poeta embriagado, al artista plástico, a la vecina ciega, al perro del jardín, al gato del vecindario, a los pájaros atrevidos e incluso a otras rosas.

Malena dijo...

¡Exactamente, Russo! Mi pequeño relato es una forma de decir que la realidad no es única, ni inequívoca. Existen tantas realidades como percepciones y cada percepción es una verdad particular. (Aprender a mirar con ojos ajenos, amplía nuestra capacidad de comunicación y nuestra posibilidad de vivir plenamente)

Tu agregas que nadie debe forzar la percepción del otro por motivos egoístas; que no debemos dejar que algunos quieran tener el “monopolio de la verdad”. ¡Estoy de acuerdo!

Manuel Miranda dijo...

Ay cañajo!!

Que lindoooo!!

Habra que llamarte "La poetisa de la Revolucion"

Malena dijo...

Jajaja Manuel, muchas gracias !!!

...OJALÁ PUDIERA, como dijo Vicente Huidobro: en vez de cantar la rosa, hacerla florecer en el poema...

Alejandro Alarcon dijo...

Que bonito, me gusta sobre todo la percepcion del loco

Malena dijo...

También es mi percepción favorita, Alejandro. ¿Será que también estamos locos?

Antonio Russoniello dijo...

¿será?..estoy seguro de eso y me alegra que sea así ;-)